
Llegas sigilosamente, cual felino,
cubriendo tus huellas en el dintel de la puerta…
Las cubres con el frío de la mañana,
y el sentimiento perpetuo que ostentas.
No entiendo tus celos, ni tu amor,
no entiendo nada.
No entiendo como gimes por un lucero
si una estrella decora tu cama.
No entiendo como quieres beber ambrosía,
si te bebes un manantial de amor divino.
No entiendo como anhelas mi compañía,
si la soledad no hace parte de tu vida,
si el abrazo de amor es tu pan de cada día.
Intentas armonizar mis sentimientos,
y no ves que estás completo por dentro.
Disfruta de la mirada que te abraza,
de ese corazón que por ti vive,
y deja que, yo, sumerja mi alma
en otras aguas…
No entiendo, la doble intención…
De tu mirada.