Arde la tarde...
Publicado: Dom Jul 19, 2009 02:25
En mis ojos como en mis labios
arde el rojo vino de la tarde…
Arde el sangrante ciego horizonte
arde el aire con el soplo de las almas
arden las golondrinas desgarrando la tarde
frenéticamente ellas arden como si volasen entre llamas
arden las ruedas sobre el asfalto
arden las entrañas del perro atropellado
arde la flagelante conciencia
pero arde más la inconsciencia que no llega para salvarnos
invisiblemente vuelve a arder la llaga
honda gruta donde al manar arden las visiones
arden las negras nubes en el océano del cielo
arde la lluvia que no cae a purificarnos
el oxígeno emplomado se detiene entra y arde
el destino arde acorralado
arden esos ojos en el alma
arde la tristeza de esa dama
que andando va ardiendo por perder la calma
arde la voz como crepitante flama
arde el silencio que se oculta entre palabras
arde el tiempo en su noria de infinito tedio
arden las vísceras sobre el fuego
arde el apetito en los que comiendo rezan
arden los amores de paso en los hoteles
todo parece arder mas no arde el Spleen que silente nos devora
aún arden los cigarros en la banquetas
y en los brazos de los niños no deseados
arden sus pequeñas huellas
arde un rostro de mil mujeres
algunas neuróticas otras maltratadas
arden los corazones traicionados
arde la saliva que se desmorona
cuando hacemos arder los dedos
arden las narices de las oficinas
y las de estudiantes doctores abogados
todas personas de dientes apretados
en esta edad de piedra en las esquinas todos arden
arde el vagón arde el camión
arde mi mano arde tu mano
arde esta hoja arden las palabras
arden las comas arden las pausas
pero no arden los signos que causan preguntas
que dan admiración suspenso y eternidad
arde el libro que cierro y sigue ardiendo
arden los besos incendiarios
arde la sucia miel en las mejillas de los niños
arden los párvulos en la guardería de Sonora
de alegría arde Herodes en su tumba
arden las extremidades aun después de mutiladas
aún siguen ardiendo los niños en los hospitales
arde la estupidez arde el hambre
arde el apetito de estúpidos conocimientos
arde el dinero en las esquinas
las fábricas de carne arden en las aceras
arden en la frente las espinas
arde la cruz arde la sangre arde el deseo
en la mujer que va a mi lado mirando arder ésta pluma
arde su dermis que se eriza
arde su pelo arden sus muslos
arden sus labios al ir leyendo estas palabras
sombrío fuego que aún arde y ahora tu lees
arde su bosque arden los trigos de sus brazos
arde el odio en el niño de tres años
arde su deseo por crecer
arde su deseo por tener plena conciencia
al realizar su venganza
arden sus juegos que poco a poco e “inocentemente”
comienzan a urdir sus crímenes futuros
crénom crénom crénom….
arde en francés en italiano en inglés
arde en todas las lenguas vivas o muertas
toda ella arde como rabiosa estrella
destellando eterna oscuridad
en los muros de nuestra torre de Babel
arde su fría caricia sin poderla ver
arde la muerte... ¿Arde la muerte? ¿En verdad arde la muerte?
¡Ella no! Ella no arde ella sólo puede consolar
con su fría mano con su helado susurro
con su fresco rocío eterno sólo puede aliviar lo que arde
arde la tarde hoy es el día la noche ya no será… es
¡Arde la vida! ¡Ahora lo sé! ¡Despertar es morir! ¡Nunca despierten!
La vida es un sueño… al despertar vemos todo arder
todo consumirse entre vanidad humo y mentiras
arde la hipocresía arde al cinismo
arde el artístico trazo del humo en el aire
que puebla los paisajes de mi amante de concreto
arde el fraude arde la oligarquía de mi país
arde la usurpación arde el espurio FeCal*
arden las pestañas adictas al alcohol de tantas mentiras
arde ver las conciencias domesticadas copulando con las pantallas
arde aún más la resignación de éste pueblo del sol
en la entrepierna del universo arde la raza sin redención
arde un proyectil que viaja atravesando el silencio
arde la bala que dispara el idiota sardo
sobre los cuerpos de niños ancianos obreros y estudiantes
arden las tres culturas arden los dos de Octubre
aún arde la impunidad como en las muertas de Juárez
arde la indiferencia arde la injusticia en Atenco
arde la suprema corte del estado
arden los perros magistrados
que no muerden la mano que les dio poder
arde la culpa en tu silencio y el mío
arden los aviones en el aire
sus escombros arden sobre los de abajo
que ardiendo estaban por llegar a casa
arde la sangre en la cantera de Oaxaca
arden los paramilitares de aguas blancas
en el cuerno de la abundancia sigue ardiendo la miseria
el crimen la amnesia y la impunidad
en sus entrañas ardemos cincuenta millones de pobres
arde la justicia en el puño guerrillero
en su pecho arde el ejemplo de Cristo
y en un poema ha de arder el corazón universal
arde la distancia entre dos cuerpos desnudos
arde el te quiero el te amo el no me dejes el no más
arde el amor reprimido en las parejas siempre amigas
arde su inútil esperanza como miga de lumbre en el paladar
en mi pecho arde un hermoso sueño que jamás será
arden las pálidas rocas entre las cenizas
arden las ansias que destrozan las pupilas
los sentidos se dilatan ardiendo en la poesía
arde la palabra de Dios en las iglesias templos y casas
arde la incomprendida palabra del Cristo
en los hocicos de sus más ardientes “fieles”
que hacen arder sus evangelios como hienas en las hogueras del olvido
de madera la cruz el Cristo y los gemidos
en las cabeceras de los hoteles de paso arde su misericordia
ante la pasión inmisericorde de los amantes
que sin saber de amores en el cielo
se penetran arden y persignan succionando lunas
arde un reloj de polvo que digitalmente camina por la piel
arde la brea en las barcas del ensueño
me arde la mirada y la elevo al cielo buscando un mar
mar que es un jardín donde arden tus flores malsanas
a lo lejos veo arder el gris muerto de tus ojos
arde tu Paris arde mi D F
la sangre arde y se enloquece
arde la polución de mis venas de mis genes de mi niñez
de mi adolescencia de mis pieles de mis muertos de mis vivos
al irme abandonando en ti mi ardiente hetaira asfaltada
sobre tu duro vientre el odio crece y arde
arden las befas del más fuerte
sobre el más indefenso de los seres
los ancianos arden y se consumen con sus años
enclaustrados en la soledad de un pasado que arde
arden las bestias enjauladas en sus autos
arden los exiliados al caminar sus sueños
todos inefablemente ardemos entre tus piernas asfaltadas
arde el vuelo de las moscas sobre las últimas heces
del que pronto arderá reventado en la avenida
arde la mano que sucia se extiende
en los puentes peatonales en las escaleras del metro
arde la sonrisa del indigente mi igual mi hermano
arde su ejercito de perros arden sus versos que me enganchan
arde el eco del ave herida que reventaste en tu mano
en su nido arden sus abandonados críos devorándose entre hermanos
arde la pluma del paria colibrí nocturno
que devora y besa vientres maltratados de rosas decrepitas
arde una lágrima desprendiendo sus alas
arde el cielo herido arde su sangre
bermeja costra en el horizonte arde
arde la mirada ante el sol que se desnuda
arde su secreto en la paciente luna muda
¿Te arden los ojos Iván? ¿Algo te arde hasta estas palabras?
Imagino tu bucólico ardor arde de una vez pero sinceramente
porque sin darte cuenta comienza arder el concierto
que dará la numerosa orquesta de elegantes larvas
que reventara nuestro inservible cuerpo
el pájaro levanta sus cantos al cielo
nosotros a pudrirnos en el suelo
ya arde el húmedo réquiem que se entonará entre tus miasmas
arden las vacías copas que deseosas aguardan nuestra miel amarga
arde el corazón como un mortal vampiro
que bebe y escupe sangre para mantenerme vivo
ardiendo a su lado por noches interminables
hasta en el día lo escucho arder por mis venas
es siniestro su desenfrenado aleteo de ardiente poeta
a veces elegante arde su roja mirada aórtica
al arder sus colmillos se congelan los ríos del tiempo
sin dejar fluir el leteo por los ardientes años
arden los inviernos otoños y veranos
la primavera arde entre negros ruiseñores
¡Arde corazón vampiro inútil! ¿Por qué no ardes y te mueres?
¡Arde con tu letra poeta inútil! ¿Por qué no te callas y te mueres?
Arde la tarde y yo ardo con ella nunca más veré igual las estrellas
arde el amor y se consume como olvidada agua hirviendo en el corazón
arde nuestra ciega soluble vida ante la inaplazable mirada de la noche
arde la tarde en tus ojos como en tu pecho
arde la tarde en tus silencios como en tus versos
arde la tarde en tus vivos como en tus muertos
arde la tarde en las virtudes como en los vicios
arde la tarde en bendiciones como en maleficios
arde la tarde en el desierto como en el mar
arde la tarde en el campo como en la ciudad
arde la tarde en las arterias como en las venas
arde la tarde en el cielo como en la tierra
amén…
Iván Ortega
*FeCal: Felipe Calderón Hinojosa
arde el rojo vino de la tarde…
Arde el sangrante ciego horizonte
arde el aire con el soplo de las almas
arden las golondrinas desgarrando la tarde
frenéticamente ellas arden como si volasen entre llamas
arden las ruedas sobre el asfalto
arden las entrañas del perro atropellado
arde la flagelante conciencia
pero arde más la inconsciencia que no llega para salvarnos
invisiblemente vuelve a arder la llaga
honda gruta donde al manar arden las visiones
arden las negras nubes en el océano del cielo
arde la lluvia que no cae a purificarnos
el oxígeno emplomado se detiene entra y arde
el destino arde acorralado
arden esos ojos en el alma
arde la tristeza de esa dama
que andando va ardiendo por perder la calma
arde la voz como crepitante flama
arde el silencio que se oculta entre palabras
arde el tiempo en su noria de infinito tedio
arden las vísceras sobre el fuego
arde el apetito en los que comiendo rezan
arden los amores de paso en los hoteles
todo parece arder mas no arde el Spleen que silente nos devora
aún arden los cigarros en la banquetas
y en los brazos de los niños no deseados
arden sus pequeñas huellas
arde un rostro de mil mujeres
algunas neuróticas otras maltratadas
arden los corazones traicionados
arde la saliva que se desmorona
cuando hacemos arder los dedos
arden las narices de las oficinas
y las de estudiantes doctores abogados
todas personas de dientes apretados
en esta edad de piedra en las esquinas todos arden
arde el vagón arde el camión
arde mi mano arde tu mano
arde esta hoja arden las palabras
arden las comas arden las pausas
pero no arden los signos que causan preguntas
que dan admiración suspenso y eternidad
arde el libro que cierro y sigue ardiendo
arden los besos incendiarios
arde la sucia miel en las mejillas de los niños
arden los párvulos en la guardería de Sonora
de alegría arde Herodes en su tumba
arden las extremidades aun después de mutiladas
aún siguen ardiendo los niños en los hospitales
arde la estupidez arde el hambre
arde el apetito de estúpidos conocimientos
arde el dinero en las esquinas
las fábricas de carne arden en las aceras
arden en la frente las espinas
arde la cruz arde la sangre arde el deseo
en la mujer que va a mi lado mirando arder ésta pluma
arde su dermis que se eriza
arde su pelo arden sus muslos
arden sus labios al ir leyendo estas palabras
sombrío fuego que aún arde y ahora tu lees
arde su bosque arden los trigos de sus brazos
arde el odio en el niño de tres años
arde su deseo por crecer
arde su deseo por tener plena conciencia
al realizar su venganza
arden sus juegos que poco a poco e “inocentemente”
comienzan a urdir sus crímenes futuros
crénom crénom crénom….
arde en francés en italiano en inglés
arde en todas las lenguas vivas o muertas
toda ella arde como rabiosa estrella
destellando eterna oscuridad
en los muros de nuestra torre de Babel
arde su fría caricia sin poderla ver
arde la muerte... ¿Arde la muerte? ¿En verdad arde la muerte?
¡Ella no! Ella no arde ella sólo puede consolar
con su fría mano con su helado susurro
con su fresco rocío eterno sólo puede aliviar lo que arde
arde la tarde hoy es el día la noche ya no será… es
¡Arde la vida! ¡Ahora lo sé! ¡Despertar es morir! ¡Nunca despierten!
La vida es un sueño… al despertar vemos todo arder
todo consumirse entre vanidad humo y mentiras
arde la hipocresía arde al cinismo
arde el artístico trazo del humo en el aire
que puebla los paisajes de mi amante de concreto
arde el fraude arde la oligarquía de mi país
arde la usurpación arde el espurio FeCal*
arden las pestañas adictas al alcohol de tantas mentiras
arde ver las conciencias domesticadas copulando con las pantallas
arde aún más la resignación de éste pueblo del sol
en la entrepierna del universo arde la raza sin redención
arde un proyectil que viaja atravesando el silencio
arde la bala que dispara el idiota sardo
sobre los cuerpos de niños ancianos obreros y estudiantes
arden las tres culturas arden los dos de Octubre
aún arde la impunidad como en las muertas de Juárez
arde la indiferencia arde la injusticia en Atenco
arde la suprema corte del estado
arden los perros magistrados
que no muerden la mano que les dio poder
arde la culpa en tu silencio y el mío
arden los aviones en el aire
sus escombros arden sobre los de abajo
que ardiendo estaban por llegar a casa
arde la sangre en la cantera de Oaxaca
arden los paramilitares de aguas blancas
en el cuerno de la abundancia sigue ardiendo la miseria
el crimen la amnesia y la impunidad
en sus entrañas ardemos cincuenta millones de pobres
arde la justicia en el puño guerrillero
en su pecho arde el ejemplo de Cristo
y en un poema ha de arder el corazón universal
arde la distancia entre dos cuerpos desnudos
arde el te quiero el te amo el no me dejes el no más
arde el amor reprimido en las parejas siempre amigas
arde su inútil esperanza como miga de lumbre en el paladar
en mi pecho arde un hermoso sueño que jamás será
arden las pálidas rocas entre las cenizas
arden las ansias que destrozan las pupilas
los sentidos se dilatan ardiendo en la poesía
arde la palabra de Dios en las iglesias templos y casas
arde la incomprendida palabra del Cristo
en los hocicos de sus más ardientes “fieles”
que hacen arder sus evangelios como hienas en las hogueras del olvido
de madera la cruz el Cristo y los gemidos
en las cabeceras de los hoteles de paso arde su misericordia
ante la pasión inmisericorde de los amantes
que sin saber de amores en el cielo
se penetran arden y persignan succionando lunas
arde un reloj de polvo que digitalmente camina por la piel
arde la brea en las barcas del ensueño
me arde la mirada y la elevo al cielo buscando un mar
mar que es un jardín donde arden tus flores malsanas
a lo lejos veo arder el gris muerto de tus ojos
arde tu Paris arde mi D F
la sangre arde y se enloquece
arde la polución de mis venas de mis genes de mi niñez
de mi adolescencia de mis pieles de mis muertos de mis vivos
al irme abandonando en ti mi ardiente hetaira asfaltada
sobre tu duro vientre el odio crece y arde
arden las befas del más fuerte
sobre el más indefenso de los seres
los ancianos arden y se consumen con sus años
enclaustrados en la soledad de un pasado que arde
arden las bestias enjauladas en sus autos
arden los exiliados al caminar sus sueños
todos inefablemente ardemos entre tus piernas asfaltadas
arde el vuelo de las moscas sobre las últimas heces
del que pronto arderá reventado en la avenida
arde la mano que sucia se extiende
en los puentes peatonales en las escaleras del metro
arde la sonrisa del indigente mi igual mi hermano
arde su ejercito de perros arden sus versos que me enganchan
arde el eco del ave herida que reventaste en tu mano
en su nido arden sus abandonados críos devorándose entre hermanos
arde la pluma del paria colibrí nocturno
que devora y besa vientres maltratados de rosas decrepitas
arde una lágrima desprendiendo sus alas
arde el cielo herido arde su sangre
bermeja costra en el horizonte arde
arde la mirada ante el sol que se desnuda
arde su secreto en la paciente luna muda
¿Te arden los ojos Iván? ¿Algo te arde hasta estas palabras?
Imagino tu bucólico ardor arde de una vez pero sinceramente
porque sin darte cuenta comienza arder el concierto
que dará la numerosa orquesta de elegantes larvas
que reventara nuestro inservible cuerpo
el pájaro levanta sus cantos al cielo
nosotros a pudrirnos en el suelo
ya arde el húmedo réquiem que se entonará entre tus miasmas
arden las vacías copas que deseosas aguardan nuestra miel amarga
arde el corazón como un mortal vampiro
que bebe y escupe sangre para mantenerme vivo
ardiendo a su lado por noches interminables
hasta en el día lo escucho arder por mis venas
es siniestro su desenfrenado aleteo de ardiente poeta
a veces elegante arde su roja mirada aórtica
al arder sus colmillos se congelan los ríos del tiempo
sin dejar fluir el leteo por los ardientes años
arden los inviernos otoños y veranos
la primavera arde entre negros ruiseñores
¡Arde corazón vampiro inútil! ¿Por qué no ardes y te mueres?
¡Arde con tu letra poeta inútil! ¿Por qué no te callas y te mueres?
Arde la tarde y yo ardo con ella nunca más veré igual las estrellas
arde el amor y se consume como olvidada agua hirviendo en el corazón
arde nuestra ciega soluble vida ante la inaplazable mirada de la noche
arde la tarde en tus ojos como en tu pecho
arde la tarde en tus silencios como en tus versos
arde la tarde en tus vivos como en tus muertos
arde la tarde en las virtudes como en los vicios
arde la tarde en bendiciones como en maleficios
arde la tarde en el desierto como en el mar
arde la tarde en el campo como en la ciudad
arde la tarde en las arterias como en las venas
arde la tarde en el cielo como en la tierra
amén…
Iván Ortega
*FeCal: Felipe Calderón Hinojosa