¿Te acuerdas de ese bar donde nos conocimos?
¿Allí donde el humo se esparcía
y la melodía aturdía nuestros sentidos?
Que bien la pasamos esa noche.
chascarrillos, lágrimas, besos y adioses.
Unas manos frías que se enlazaban moribundas,
entumidas por el frío de la noche.
¿Sabes? Hoy, todo eso me parece un sueño.
y hasta me rio de ello...
Sí, me rio. Fue tan infantil nuestro encuentro,
tan tonto. Sublimado apenas por nuestras fantasías.
Pues fíjate como son las cosas,
estoy aquí mismo, sola, pensando en esa noche.
Veo ese rostro tuyo tan varonil,
se me congelan las manos, pues me faltan las tuyas.
Las lágrimas ruedan silenciosas,
y en mi mano sostengo una copa de vino
que voy saboreando mientras te recuerdo.
Tu rostro se dibuja en el líquido oscuro
de mi copa, tu boca, tu aliento.
Me gusta recordarte en este sitio,
todos hablan, ríen o se lamentan.
Tiemblo de ausencias, muero sin presencias.
Y tú rostro, se queda en mis silencios absolutos.
Pero no te angusties, no estaré sola por mucho tiempo,
hay unos ojos coquetos, que me observan inquietos.
Son unos ojos apacibles, discretos.
Creo que esta noche, te olvidaré por completo.
Sola en un bar, pero no por mucho tiempo.