Dedicado a aquellos hombres y mujeres,
que hacen del amor un juego peligroso.
Pues la sinceridad y el respeto, no forman parte
de su vida.
Derrumban el elipsis indolente de los muertos,
se enredan en las teclas glamorosas de un piano viejo,
despojando partituras sorprendentes, que infectan
los sentidos de silencios.
Metáforas confusas se desgajan, vertidas entre versos
de nostalgias, apurando el sonido que se emite,
bajo el sol sostenido de una nota.
Violines que se duermen compasivos al toque
inadvertido de una danza, que brota de sus cuerdas
de añoranzas, infértil, suicida y sin esperanza.
Música y máscaras…
Hipocresía que se adhiere a tu mentira,
a la nefasta indolencia de tu boca,
que emite palabras atrevidas que tu misma
demencia las provocan.
Se encierra tu cinismo en fría máscara,
ostentando cordura y fantasía…
Donando tu amor con ironía, sin metas,
sin aciertos,
¡Que ignorancia!
Convéncete que el amor no es cobardía;
es confianza, entrega y osadía…
Es lumbre, torrente y Valentía,
un solo esplendor, para dos almas.
El amor no se construye en la mentira,
en el engaño, la falsedad o la apología.