
Por el camino de mi vida
he tenido momentos con
lágrimas de alegría , de
amor , de sueños realizados.
Lágrimas de desamor y de
despedidas . . .
También lágrimas por
cuestionarme la existencia
del ser.
Lágrimas por una pérdida,
por el silencio infinito que
deja la muerte y mis lágrimas
fueron lágrimas negras ,
transformadas en luto.
Hasta que me llegó el dolor
más grande que hasta ahora he
sufrido y sentí la necesidad
que mis lágrimas fueran como
rocío de malvas , para
aliviar mi herida que sigue
abierta . . .
Aún hoy necesito que mis lágrimas
sean de rocío de malvas.
Grisel Vidales .