
No sé porque dios no mete su mano, seguramente porque se manchara de rojo, un color horrible que el mismo vivió y también sufrió. Como no detiene a aquellos que dañan a quien sea, como no hace justicia él, si sabe que somos peor que los demoños… le arruinamos la vida a cualquiera, seres que solo viven para destruir o para satisfacer su miserables necesidades y no le tiembla el pulso, si tienen que pasar por encima a alguien que no sabía qué pasaba.
Caen lagrimas de mis ojos… caen lagrimas de aquellos que le queda un poco de sensibilidad en el corazón. Pero solo se puede rezar, pedirle a dios que detenga este horrible momento, que muchos seres sufren sin querer. Pedirle a dios, que no llore más por nosotros, y que actué de una vez por todas, porque no tenemos arreglo, la destrucción es nuestra sentencia y nada puede hacer ya, porque no nos podrá cambiar.
Los ríos ya están teñidos de sangre, y las miradas más oscuras se encuentran cada vez… el diablo y los demoños lloran y abrazan a dios, para pedirle que no los lleve a esa tierra, donde se encuentra aquellos seres que le encanta el color rojo, que le encanta el humo y que desean convertir ese gran mundo en un gran infierno, lloran desesperadamente, porque no quieren ser igual que nosotros.
La sangre encuentra la paz donde quiera que este, tiñe la nieve de rojo… esa sangre se mete en nuestros ojos, tapan las lagrimas y desgastan las miradas. Desgasta el sentimiento, y nos vuelve demoño. Le pido a dios, con todo mi corazón, que si mis ojos se están por oscurecer que me lleve sin pensar, que no le tiemble el pulso a él y no me importa si me tiene que matar, pero no quiero volverme ese ser que tanto odio.