Me arrastro por barbechos y zarzales,
soportando furiosos vendavales
y henchido de pasión a ti me entrego.
Espérame mi amor, que verás luego:
cuando la luna asome en los cristales,
cuando sientas mi aliento en tus umbrales
cuando me abrase el alma con tu fuego,
cuando mi boca beba de tu boca,
y te cubran mis ansias por completo,
y me duerma en tu seno, extenuado...
Jamás me apartaré ya de tu lado,
tendré mi corazón siempre repleto,
de ese amor que tu amor en mí provoca.
Y entonces me dirás: Valió la pena,
el esperarte hasta la luna llena.
Félix Gala.
(Del poemario "Veinte poemas de amor y una canción esperanzada)