La soledad me persigue como un perro hambriento,
Me quiere devorar.
No quiero hablar, no quiero escuchar,
Quiero estar en silencio, quiero sentir la paz.
Porque solo oigo rumores, solo veo personas, solo ciento angustias
Porque nadie se me acerca de verdad.
Culpa de esta inseguridad o culpa de estos ojos que ven con claridad
Sé que ni en mi sombra puedo confiar.
Culpa de mi instinto a sobrevivir, puedo sentir, que nadie se acerca a mí
Porque quiera saber lo que me pasa en verdad.
Oigo los pasos muy seguido, de la soledad acercándose
Veo que es mi fiel seguidora.
Ahí días… que quiero abrirles mis brazos al mundo, ahí días que quiero
Sentir que me aprecian de verdad.
Pero cuando eso sucede, siempre el corazón sale dañado, siempre que llegan esas veces
El corazón se esconde más y más.
Ahí días, que quiero alzar vuelo, ahí día que quisiese confiar en ti. Ahí días
Que quisiese dormir en tus alas y que nos echemos a volar.
Pero como la soledad es mi seguidora, siempre termino aterrizando en el piso
Y el temor me vuelve a alcanzar.
Siempre que intento salir hacia a delante, la desilusión vuelve a tocar mis puerta,
El engaño vuelve a su nido, el engaño siempre vuelve.
Ahí días, que quisiese no ver, no escuchar, no sentir, no estar. Ahí veces
Que quisiese ser un simple espectador.
Que observe la vida nada más, pero que no sienta felicidad
Porque tras de el llega siempre el dolor.
Siempre que la felicidad llegue, la desilusión también vuelve
Pero la única que queda siempre a mi lado, es la soledad.
La soledad me persigue como un perro hambriento, me quiere devorar.