
AL DESNUDO
Siempre te gustó mi ropa
y tratabas de tenerla en tus manos.
Nunca quise negarte nada
y un día traté de dártela a cambio de la tuya.
Fui desnudándome, poco a poco,
ante tus ojos llenos de amor.
Tú, sin embargo, sentiste vergüenza de hacerlo
y yo no te obligué.
Quedé desnudo y tú vestida ante mí
pero estaba satisfecho.
Así viví mucho tiempo
y los días eran cálidos con tu presencia.
Pero llegó el invierno y el frío se adentró
en lo más profundo de mi alma.
Sin decir nada sufría y paciente te esperaba
pero no te vi llegar.
Así supe que eras cruel
que todo tu interés era aquel traje.
Pero el sol volvió a salir
y han vuelto a florecer los campos de mi alma.
Como un hombre primitivo a las puertas del siglo XXI
me he vestido con hojas frescas,
y en el camino hacia tu morada
me encuentro con las burlas y los ojos asombrados de todos.
Espero que llegue la noche para poder verte a solas.
Y como lo hacía antes para hablarte de amor en los buenos tiempos
esta vez he venido
a pedir por piedad mi vestimenta.
TADEO