QUIEN LO DIRÍA
¿Qué sorpresa, verdad?
nunca pudiste imaginar
que éste, tu pobre amigo,
enemigo de la soledad,
de tu queridísima amiga
se pudiese enamorar.
¿Qué incongruencia, verdad?
si te lo hubiesen dicho hace tiempo
seguro, lo hubieras llegado a negar.
Pero ya ves, son cosas, entiendo,
yo también tengo sentimientos.
Parece que el mundo girase al revés
si imaginas que yo la pueda querer.
La puedo querer y amar
aunque a ella le de igual.
Ya me estoy acostumbrando,
sabes que estoy enamorado
y en esta penosa situación
el que manda, es el corazón.
Y tan dentro de él la tengo
que no puedo sacármela de la cabeza
tantas veces que lo intento,
otras tantas en el alma me arrepiento.
Pero supongo que todo eso un día
tendrá sin duda que acabar.
Ese día seguro que llegará,
el último día de su vida o de la mía.
El día que uno de los dos muera
ese día mismo, descansaré.
¡Que sea muy tarde, Dios quiera!,
hasta entonces, yo la amaré.
Un saludo de vuestro amigo, Andrés.
¿Qué sorpresa, verdad?
nunca pudiste imaginar
que éste, tu pobre amigo,
enemigo de la soledad,
de tu queridísima amiga
se pudiese enamorar.
¿Qué incongruencia, verdad?
si te lo hubiesen dicho hace tiempo
seguro, lo hubieras llegado a negar.
Pero ya ves, son cosas, entiendo,
yo también tengo sentimientos.
Parece que el mundo girase al revés
si imaginas que yo la pueda querer.
La puedo querer y amar
aunque a ella le de igual.
Ya me estoy acostumbrando,
sabes que estoy enamorado
y en esta penosa situación
el que manda, es el corazón.
Y tan dentro de él la tengo
que no puedo sacármela de la cabeza
tantas veces que lo intento,
otras tantas en el alma me arrepiento.
Pero supongo que todo eso un día
tendrá sin duda que acabar.
Ese día seguro que llegará,
el último día de su vida o de la mía.
El día que uno de los dos muera
ese día mismo, descansaré.
¡Que sea muy tarde, Dios quiera!,
hasta entonces, yo la amaré.
Un saludo de vuestro amigo, Andrés.