
SI ME BAJAS LAS ESTELLAS
Si me bajas las estrellas
todas me parecen pocas
si me regalas las olas
que en la mar se desmoronan,
tampoco tengo bastantes,
porque mi vida es de sombras
y es poco lo que me brindan
las cerradas caracolas,
los perros de los domingos
y de los grillos las notas
se suben al infortunio
y mis penas alborotan.
Y todo porque el mañana
es una pluma que flota
insegura y desprovista
hacia las tierras remotas
del llanto y del infortunio
donde las almas a solas
hacen eco en el abismo
y ese pasado que añoran
se les torna cuesta arriba
y todas las aguas, todas,
resucitan en mi llanto
y se escapan las gaviotas
a otros mares más felices
donde el dulce de tu boca
no lleve preso de besos
la fatiga de las horas.
Si me bajas las estrellas
este segundo que llora
en el centro de mi llanto
se arremolina y zozobra,
porque le faltan los ojos
de quien apenas me nombra
con amargura en los labios
y una pena triste y honda.
Porque se muere de espanto
tan distante de tu alcoba
el que estos versos estruja
el que sus palabras borda
en los celajes del viento
donde la paciencia toda
también se ha muerto o se muere
o se arrodilla y se postra
ante la brutal paliza
ante su herida más honda.
Nada ya será posible
o al menos, será muy poca
la esperanza de que vuelvas
de que esta fatal derrota
tenga al fin el victorioso
final que le corresponda
a un amor de campeonato
que ya en la primera ronda
quedó tocado y hundido
y la distancia no acorta
ni aunque los dioses lo aclamen
con el fuego y con la impronta
de sus tercas voluntades.
Y es que cuando el mal se aloja
de este modo en las entrañas
como al centro de la roca
el mineral más preciado
no hay minero que la rompa.
Si me bajas las estrellas
todas me parecen pocas.
TADEO