MAR ENTONCES
Publicado: Mié Feb 02, 2011 03:03
Aunque lejos, me quedo en la salinidad de tu recuerdo.
Pongo mis ojos en el azulado espacio como buscando,
si algún cuerpo vacío, habita la superficie inmensa como naufrago.
Entonces, me quedo en el sonido, el susurro de las caracolas,
el grito aislado de una orilla despiadadamente húmeda.
Mar entonces. Por el suelo arenoso, una fauna distinta.
Río jamás, por el suelo barroso y donde se flota de igual modo,
en la letanía de las corrientes insospechadas, el ritmo manda
sobre el destino del trabajador que te sufre.
Creo merecer la oportunidad de la sabiduría.
Mientras no me cuentes más, seré párroco inútil de tus aguas.
Mientras miro como devoras el sol,
no admiro tu presente, tu metálico olor es la consecuencia
del desprecio.
Te pueblan barcas seducidas con el canto inexorable del exilio.
Cómplice de fugas, condenado a guardar el misterio.
Mar, de lejos te veo cada tanto.
Por los siglos de los siglos…
No es ese el privilegio de mis días mareados por esas espesas olas,
que siempre ahogan, sin más que hacer, que borrar la evidencia
de una inmensidad que asusta y clama.
Entonces, eres Mar con suelo de barro.
Cómplice de los sueños ahogados y oxidados. Poemas que flotan,
romances mentidos, cementerio de aviones de guerra, y de barcos.
Tesoros perdidos, justifican la violación de las profundidades.
Mientras tanto, espero que inunden aguas salinas mi tierra,
mi arena, mi fango, mi desprecio a tu encanto suave.
Espero esa espuma blanquecina, cada día más oscura.
No es tu culpa Mar, es culpa mía.
Pongo mis ojos en el azulado espacio como buscando,
si algún cuerpo vacío, habita la superficie inmensa como naufrago.
Entonces, me quedo en el sonido, el susurro de las caracolas,
el grito aislado de una orilla despiadadamente húmeda.
Mar entonces. Por el suelo arenoso, una fauna distinta.
Río jamás, por el suelo barroso y donde se flota de igual modo,
en la letanía de las corrientes insospechadas, el ritmo manda
sobre el destino del trabajador que te sufre.
Creo merecer la oportunidad de la sabiduría.
Mientras no me cuentes más, seré párroco inútil de tus aguas.
Mientras miro como devoras el sol,
no admiro tu presente, tu metálico olor es la consecuencia
del desprecio.
Te pueblan barcas seducidas con el canto inexorable del exilio.
Cómplice de fugas, condenado a guardar el misterio.
Mar, de lejos te veo cada tanto.
Por los siglos de los siglos…
No es ese el privilegio de mis días mareados por esas espesas olas,
que siempre ahogan, sin más que hacer, que borrar la evidencia
de una inmensidad que asusta y clama.
Entonces, eres Mar con suelo de barro.
Cómplice de los sueños ahogados y oxidados. Poemas que flotan,
romances mentidos, cementerio de aviones de guerra, y de barcos.
Tesoros perdidos, justifican la violación de las profundidades.
Mientras tanto, espero que inunden aguas salinas mi tierra,
mi arena, mi fango, mi desprecio a tu encanto suave.
Espero esa espuma blanquecina, cada día más oscura.
No es tu culpa Mar, es culpa mía.