
El tiempo que se fue
Hay un frío
sin querer
que recorre
mi alma.
Mas aún
no me he ido.
¿Qué será
esta mala soledad,
encubierta
con palabras?
No la invité
a entrar.
Se fue acercando
sigilosa,
con su enmascarada
bondad.
Y me asusta
ese reloj
de incesante
tic-tac,
que hace resonar
el silencio.
Quiero aquel sol
que bullía por dentro.
Retornar
a las flores,
a las risas
que se perdieron.
¿Dónde están
las infantiles voces
de un tiempo
enmohecido?
En la brisa
se murieron,
como los ojos de papá,
que eran buenos.
Ingrid Zetterberg
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