
En una mañana de primavera llegue
a tu balcón para entonar las más dulces notas,
al escucharlas tus ojos se abrieron
y con delicadeza me tomaste entre tus manos,
pero el paso del tiempo con sus manecillas
fue marcando tu vida y la mía.
Y así fielmente llegaba en tus mañanas
cada día a despertarte con mi canto y mi calor
y cada vez regresaba a mi rinconcito
para descansar mis alas y así fue pasando
los días, hasta que decidiste tenderme
tu apoyo y tu protección y me quede a tu lado.
Así como transcurre la vida así transcurrió
nuestra entrega de amor…caricias,
pero como todo en la vida termina así se consumió
tu interés por mi trinar…por mi calidez
y me diste una jaula por casa y quede presa
en ella no sabiendo que moriría lentamente de tristeza,
antes bebía y comía de tus manos, ahora…
tu olvido llego y con él la desconsuelo y el abandono,
pero te seguía amando hasta que mi canto
murió en mi pecho y me dejaste sola y confundida.
Pero en una tarde cualquiera mis alas crecieron,
de nuevo y pude escapar de esa prisión donde
me tenias cautiva y volví a volar a mi cielo en busca
de la felicidad que antes tenía y por buscar tu amor
la perdí, ahora comprendí que el poder volar me hace
libre y lo principal ya no te amaba…no te necesitaba.
© Ligia Rafaela