un cielo de neones donde la lúgrube noche ya no es sal...
y eso te mantiene en pie.
Hoy el manto se acordó de llorar,
mi ventana es testigo, mi frio también,
ese frio merecedor de un trago,
que empaña los sentidos, que endulza la miel.
Pero vos seguís buscando ese vino de Enotria,
las palabras como estocadas con el poder de renacer,
las flores que se amigan con la tierra y el tiempo cela...
al fin llegó.