Mi aliento de nieve, eran fuegos en el río
Viento vida golpeando el peñasco del deceso,
Sin tocar el vuelo, con aires jamás frescos.
Y mi lecho… mi blando lecho
Con sentimiento de sorda primavera.
¡Barca de huesos y deidades mudas!
Imprimo mi violenta y violada coraza
En el jardín de los vivos.
Un muerto acariciándome la pierna
Una horrenda cadena
Que me llama por mi nombre.
Dureza y aspereza
Dos amantes de abundante cabellera
Paseando por mi cronología.
¿Vivo más muerto? ¿Gano mas perdiendo?
Será una negra flor amamantando a los pétalos
O quizá una vencida caspa de mi cabeza.
Arrúllame flaca trompeta
Que de tus labios me retiro
En el último suspiro.