
y pronto llegará el día
en que renazca de lleno
la esperanza.
Una esperanza que llega
teñida de luz, de alegres
colores; de púrpura y rosa,
tejida de hilos plateados
que unen poco a poco
mis palabras, y llegan luego
a tus labios como mariposas aladas.
Que se vaya todo lo oscuro,
aquí no hay sitio para
que se acomoden el viento ni el frío.
He limpiado todos los cuartos
y ya no hay telarañas, ni polvo,
ni una brizna de ese temor
irracional y desmedido
que mata poco a poco, lento y sin prisa.
En esta casa que se mece al
viento silbante de la mañana
sólo hay sitio para violines de plata,
relojes de flauta y tal vez
para que yo ponga en ese alfeizar
unas pocas plantas que huelan
a nueva ilusión, a lavanda y romero,
a un batido de amor, con destellos de luna,
una pizca de ternura y mucho de mi desvelo