Hay un país
Publicado: Lun Jun 25, 2012 07:43
Hay un país
Hubo una vez un país
gobernado con dispendio
con engaños y con lastres
engordando a gobernantes.
Se encumbro una familia,
se adueño de un patrimonio
y heredándose la silla
al país lo consumía.
La revuelta nos lo debe,
lo creían, y aun lo creen
y aunque…
sin combatir y sin sudar
se decían, y aun se dicen:
Lo heredamos, ¡no robamos!
¿y el pueblo?
Si lo entiende o no comprende,
es lo de menos, ¡todo aguanta!
y si hay alguien instruido,
¡lo quitamos del camino!.
Los otros están muy sentados
mirando televisión,
en la busca del sustento
o enfrentando la violencia
que acunada en nuestra cuenta
ahora el favor, lo regresa.
Bien, ahora sigamos.
Se arropaban la bandera
guayabera, y de las buenas
y la silla transformaba
en un Dios al que tocaba.
Tanto orgullo de intocables
presidentes, diputados,
de inmovibles dirigentes
que controlaban la gente
terminaron por hartar
a ese pueblo de verdad
que no quiso renovar.
el permiso de engañar.
La vaca volvió a engordar,
¡un poquito nada mas!
y los que todavía esperan
de aquella revolución recompensa
en sus ubres se aglomeran
y ya huelen lecha ajena.
Se junto la vieja guardia
y dijeron:
Ya conocen nuestros rostros.
Para volver a ganar
fabricamos un repuesto,
rostro joven que sea apuesto
que sea cuate, ¡un corrupto!,
de los nuestros un espejo
marioneta en la maleta.
Lo hacemos una estrella
y con su rostro en aceras
le cuidamos su melena.
Que repita:
¡Sabes que voy a cumplir!,
prometiendo utopías
pues ya saben ese juego
que los llevaba a la silla
y quieren tapar con un dedo
la luz que ya los vigila.
Pero señores,
ahora existe el internet
y los jóvenes lo usan
¿que es lo que vamos a hacer
para que callen
y no informen nuestra burla
pues ya siembran mucha duda?
Miren, ¡aquí hay que ganar!
que sigan los comerciales.
Sabemos que hay muchas mujeres.
¡Que maquillen a ese nene!,
que las mujeres le griten,
que lo admiren, que lo ensalcen,
que repita las promesas
que hay mas gente que no tiene
internet ni esta en alerta;
a esa… la engañamos con la oferta.
Ojalá y no se repita
la historia de tropezar
dos veces con esa piedra
y recuerden el refrán:
“árbol que crece torcido
nunca su tronco endereza”
y refuercen otra opción
y cuiden que cumpla recta.
© Jasan
Hubo una vez un país
gobernado con dispendio
con engaños y con lastres
engordando a gobernantes.
Se encumbro una familia,
se adueño de un patrimonio
y heredándose la silla
al país lo consumía.
La revuelta nos lo debe,
lo creían, y aun lo creen
y aunque…
sin combatir y sin sudar
se decían, y aun se dicen:
Lo heredamos, ¡no robamos!
¿y el pueblo?
Si lo entiende o no comprende,
es lo de menos, ¡todo aguanta!
y si hay alguien instruido,
¡lo quitamos del camino!.
Los otros están muy sentados
mirando televisión,
en la busca del sustento
o enfrentando la violencia
que acunada en nuestra cuenta
ahora el favor, lo regresa.
Bien, ahora sigamos.
Se arropaban la bandera
guayabera, y de las buenas
y la silla transformaba
en un Dios al que tocaba.
Tanto orgullo de intocables
presidentes, diputados,
de inmovibles dirigentes
que controlaban la gente
terminaron por hartar
a ese pueblo de verdad
que no quiso renovar.
el permiso de engañar.
La vaca volvió a engordar,
¡un poquito nada mas!
y los que todavía esperan
de aquella revolución recompensa
en sus ubres se aglomeran
y ya huelen lecha ajena.
Se junto la vieja guardia
y dijeron:
Ya conocen nuestros rostros.
Para volver a ganar
fabricamos un repuesto,
rostro joven que sea apuesto
que sea cuate, ¡un corrupto!,
de los nuestros un espejo
marioneta en la maleta.
Lo hacemos una estrella
y con su rostro en aceras
le cuidamos su melena.
Que repita:
¡Sabes que voy a cumplir!,
prometiendo utopías
pues ya saben ese juego
que los llevaba a la silla
y quieren tapar con un dedo
la luz que ya los vigila.
Pero señores,
ahora existe el internet
y los jóvenes lo usan
¿que es lo que vamos a hacer
para que callen
y no informen nuestra burla
pues ya siembran mucha duda?
Miren, ¡aquí hay que ganar!
que sigan los comerciales.
Sabemos que hay muchas mujeres.
¡Que maquillen a ese nene!,
que las mujeres le griten,
que lo admiren, que lo ensalcen,
que repita las promesas
que hay mas gente que no tiene
internet ni esta en alerta;
a esa… la engañamos con la oferta.
Ojalá y no se repita
la historia de tropezar
dos veces con esa piedra
y recuerden el refrán:
“árbol que crece torcido
nunca su tronco endereza”
y refuercen otra opción
y cuiden que cumpla recta.
© Jasan