
Amor…
Te metiste entre mis ojos
como el viento y la llovizna.
Silencioso, indiscreto, inadvertido
pasional, palpitante, clandestino.
Oculto tras los trazos de un poema
dibujando en cada línea una sorpresa,
mirándome en las noches a hurtadillas,
contagiándome tu amor y tu alegría.
Anidaste aquí en mi pecho sin permiso,
apropiándote de todas mis caricias.
Desbordaste de amor mis madrugadas,
fantasías impensadas, anheladas
colmaste de ilusión mis tristes días,
amándome con tu alma y con tu vida
hiciste de mí, amor, mi vida plena,
pincelando mi cuerpo con tus besos.
Eres tú, amor, el único culpable,
¡que te amé más allá de mis dominios!,
con mi alma, ¡con mi cuerpo palpitante!,
con mis venas, con mis ojos, ¡con mi aliento!,
en la brisa de una noche veraniega,
y el canto de sirenas y toninas,
con el llanto de todas las estrellas,
y la luna en su menguante agonía