En una encrucijada me hallo
y no sé cual es mi camino;
de dudas y ansiedad estallo.
¡Dios mío! márcame el destino.
Dime si no es pecado amarlas;
pues las amo tanto como a Ti,
si no es lícito enamorarlas
o en entre las nieblas me perdí.
A una debo eterna gratitud,
esposa y señora ejemplar
que cuida de mi senectud
con su dulce y tierno mirar.
Otra, emperatriz de mis sueños
inspiración de mis poemas,
y aunque otrora otro fue su dueño
sigue fluyendo por mis venas.
Dime Señor de las Bondades,
el amor que sólo da amor,
desagua estos mis lagrimales
y socórreme ¡por favor!
y no sé cual es mi camino;
de dudas y ansiedad estallo.
¡Dios mío! márcame el destino.
Dime si no es pecado amarlas;
pues las amo tanto como a Ti,
si no es lícito enamorarlas
o en entre las nieblas me perdí.
A una debo eterna gratitud,
esposa y señora ejemplar
que cuida de mi senectud
con su dulce y tierno mirar.
Otra, emperatriz de mis sueños
inspiración de mis poemas,
y aunque otrora otro fue su dueño
sigue fluyendo por mis venas.
Dime Señor de las Bondades,
el amor que sólo da amor,
desagua estos mis lagrimales
y socórreme ¡por favor!