
Asaltaste mi nombre,
se deslizó en tempestades
bogando en solitarias aventuras.
Salteaste sus letras,
se esfumaron entre mis quimeras
y fenecieron en el aquilón de tu alma.
Mustia melodía sangró mi mote
se deslió la esperanza en tu sombra
y se reembolsó el vacío de mi almohada.
El color de mi apelativo
se desvaneció en la luna de tus labios
retornando como remitente de tu olvido.
No recobró más mi nombre
su sentimiento de mujer y naufragó
nomen nescio habrá de ser desde hoy, mi corazón.