Nunca dejé de amarte, ni siquiera cuando el cielo
se cubrió de negras nubes que dejaron caer
toda el agua retenida en su panza sobre el suelo
y como nunca me ha gustado ver llover
me refugié en una casa desconocida a todas luces
uno de esos hogares donde la madera lo es todo
mientras el jardín está diseñado de tal manera y modo
que si no andas con cuidado, puedes caer de bruces.
Yo estaba protegido bajo el alféizar, de color amarillo
y tenía a mano mi teléfono móvil por si me hiciera falta
solicitar ayuda para salir de ahí, un método sencillo
pero que la importancia real de este artilugio resalta
En ésas estaba, cuando se abrió la puerta de repente
y apareció una mujer, casi una niña aún, en el portal
invitándome a entrar, y como ya caía agua de mi frente
accedí de inmediato y ambos entramos juntos en el hall.
Enseguida me dio una toalla limpia para secar mi cara
y se dispuso a hervir un poco de agua en una cafetera
un trasto al que solo con verla califiqué de cosa rara
para mí que antes de servir para preparar café era tetera.
Pero como andaba necesitado de tomar algo caliente
para no morir de frío, todavía por el agua muy mojado
y como a caballo regalado no hay que mirar el diente
una vez que la bebida estuvo lista, y yo bien preparado
sentado sobre un sofá que había conocido mejor vida
llevando en la mano la taza, a rebosar de la infusión,
me dispuse a tomarla con una cierta premura contenida
mientras ella bebía de la suya, con mucha precaución.
una vez alimentado el cuerpo fuimos a por el alma
y empezó por interrogarme acerca de mi existencia
yo traté de responderle claramente, despacito y con calma
mientras ella escuchaba mi relato con febril impaciencia
y así fueron pasando los minutos, convertidos en horas
y nos llegó el momento de descansar, y como aún llovía
me ofreció pasar la noche en su casa, y sin mucha porfía
acepté el envite, y ella me dejó ver su sonrisa encantadora.
Nunca imaginé, ni en mi mejor momento, algo semejante
y traté de encontrar alguna frase de esas que se buscan
cuando se trata de manejar bien un asunto importante
y que muchas veces, a fuerza de pensar, tu mente ofuscan.
Y al no recordar ninguna me desnudé deprisa, esperando
no tener que arrepentirme de aquella decisión apresurada
pude oír claramente como ella aún se estaba arreglando
y en ese momento me puse a pensar en la persona amada
A la que realmente, ni en mi fuero interno, dejé nunca de amar
y pude ver negros nubarrones en el cielo de nuestro matrimonio
y para no quedar a los ojos de los hombres como un demonio
sin ser capaz siquiera de dejar una nota, me dispuse a marchar.
Afuera seguía lloviendo, pero ya no me importaba
pues me iba a reunir con la única persona que amaba
cuando llegué a la puerta, y la encontré cerrada
enseguida pensé que, con razón, estaría enfadada.
Abrí pues con mi llave de forma temerosa, sin desear
oír el llanto suave de la mujer que se sabe abandonada
pero solo escuché un silencio opresivo saliendo de la nada
y luego el lejano sonido de un gato, poniéndose a maullar.
Busqué por todos los rincones de nuestra casa alguna explicación
y por fin encontré una nota, sobre una mesita del humilde salón
decía: “Cariño pasaré el fin de semana con mi madre, no me esperes
caliéntate la cena, y antes de irte a la cama, me llamas, si tú quieres”
Maldiciendo mi suerte me puse a pasear, igual que si estuviera loco
entre las cuatro paredes de mi casa, mirando tan sólo a mis zapatos;
luego reflexioné y la calma se fue adueñando de mi alma poco a poco
pero como no dejaba de maullar, riéndose de mí, quise matar al gato.-
(*) MININO: en español coloquial, gatito pequeño y suave.-Nota del autor.