
Hoy, a tu paraíso lejano,
asidua te escribo para soñar
hasta llegar a tu jardín,
por la calzada del sentimiento
que nace en el recuerdo
y me calcina en la caldera
de ésta, tu ausencia.
Te escribo porque te tengo,
aquí encerrado en mi barca,
aquí donde cultivo arrecifes
con la imagen indeleble de tu sonrisa
de cuando nuestros juegos compartimos,
persiguiendo sueños escapados,
junto a ti,
Con la tinta de tu corta, eterna estancia,
redacto ésta mi carta náutica,
con la profundidad del dolor,
en el mar de la esperanza.
Mi carta te escribo, si,
buscando tu alma alcanzar
en el océano del mañana.
Julio, 2014