Es un castigo infernal,
Al que he sido destinado,
Mi ser aun no cemprende
Que hace tiempo te he dejado.
Insenzata esperanza ha de albergar,
Al creer que en tí,
En lo más profundo
Has sentido amor por mí.
Me han abierto el cielo
Y mis ojos se vuelven atrás,
Buscando la esquina
Donde te vió hace alguna vez.
Quién decir pudiera,
Que oportunidades no te di.
Hasta doblegarme cedí
Para volverlo intentar.
Porqué alguna vez creí
Que me llegaste amar.
Juro que lo sentí,
Pero ¿ya no está?
Perra esperanza,
¿Quién me la quitara?
Es un martirio, gran desdicha;
ya olvidé cómo olvidar.
Mis ojos buscan el destierro
Estando aquí en el paraíso.
Estar aquí es hermoso
Y jamás tendría una queja.
Per a tí, yo te juré amor
Y un juramento, amor,
Que se graba en el alma
Yo no sé cómo romperlo.
Este Edén que me acogió,
Sus frutas prohíbidas me dió.
Que yo nunca las pedí,
Pero su ángel me tomó.
Y solo, solamente, me queda,
Albergar otra esperanza;
De que algún día,
te traicionará mi alma,
y yo, podré borrarte
así como tú lo hiciste
desde el primer día
que a mí te juntaste.