No fui siempre así, un ser atormentado
Por la sinrazón de un amor furibundo
Busqué a veces tener el futuro soñado
Tan sólo para ver como sería el mundo
Si de tus blancas manos recibiese caricias
Si tus ojos no viesen a nadie más que a mí
Si tus pasos, ligeros, me trajesen noticias
Si mi vida virase, como un barco, hacia ti.
Pero llegó Abril y al abrirse las flores
Tras meses de hibernar, alejadas del frío
Una tarde de ésas, en las que oyes el río
Cuya corriente fluye para que te enamores
Con toda la nostalgia metida en tu maleta
Te alejaste corriendo de mi vida, y parada
Ante el tren reluciente en la vieja estación
Te subiste a él rauda, sin llamar la atención
Y cuando te alejabas, con tu mano derecha
Esbozaste un saludo, que sonó a despedida
Te vi por el cristal, en lágrimas deshecha,
Mientras mi alma estaba en llanto sumergida.
Dos personas se quieren, y una de ellas parte
Y aquellos corazones cuya existencia expira
Cuando el viaje de uno nos parece mentira
Encontraran más tarde la forma de contarte
Que el amor sólo existe en los cuentos de hadas
Porque aún hay poetas cuya existencia intuyo
Proclives al amor, siempre que no sea el suyo
Y cuyos versos dan al odio furiosas dentelladas.
Y por eso en mi retina, cuando te vi partir,
Tan sólo se quedó la imagen de tu espalda
Cuando vuelvas tendré que volver a sufrir
Y secaré mi llanto en los pliegues de tu falda
Pero nadie sabrá cuanto te eché de menos
Ni conocerán nuestra historia hasta el fondo
Sólo por un momento sentí, en lo más hondo
Que habían vuelto a mí los instantes amenos
En los que la alegría de verte compensaba el trajín
De un trabajo agobiante en la vieja oficina
Yo me hallaba esos días feliz con mi rutina
Pero sin ti, de un mal sueño, he despertado al fin.
Por la sinrazón de un amor furibundo
Busqué a veces tener el futuro soñado
Tan sólo para ver como sería el mundo
Si de tus blancas manos recibiese caricias
Si tus ojos no viesen a nadie más que a mí
Si tus pasos, ligeros, me trajesen noticias
Si mi vida virase, como un barco, hacia ti.
Pero llegó Abril y al abrirse las flores
Tras meses de hibernar, alejadas del frío
Una tarde de ésas, en las que oyes el río
Cuya corriente fluye para que te enamores
Con toda la nostalgia metida en tu maleta
Te alejaste corriendo de mi vida, y parada
Ante el tren reluciente en la vieja estación
Te subiste a él rauda, sin llamar la atención
Y cuando te alejabas, con tu mano derecha
Esbozaste un saludo, que sonó a despedida
Te vi por el cristal, en lágrimas deshecha,
Mientras mi alma estaba en llanto sumergida.
Dos personas se quieren, y una de ellas parte
Y aquellos corazones cuya existencia expira
Cuando el viaje de uno nos parece mentira
Encontraran más tarde la forma de contarte
Que el amor sólo existe en los cuentos de hadas
Porque aún hay poetas cuya existencia intuyo
Proclives al amor, siempre que no sea el suyo
Y cuyos versos dan al odio furiosas dentelladas.
Y por eso en mi retina, cuando te vi partir,
Tan sólo se quedó la imagen de tu espalda
Cuando vuelvas tendré que volver a sufrir
Y secaré mi llanto en los pliegues de tu falda
Pero nadie sabrá cuanto te eché de menos
Ni conocerán nuestra historia hasta el fondo
Sólo por un momento sentí, en lo más hondo
Que habían vuelto a mí los instantes amenos
En los que la alegría de verte compensaba el trajín
De un trabajo agobiante en la vieja oficina
Yo me hallaba esos días feliz con mi rutina
Pero sin ti, de un mal sueño, he despertado al fin.
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