el instante fértil.
Asoma el delicado aroma de la fruta
y el axioma elemental
del rozagante cuerpo femenino,
envuelto en rafias de oropel.
El efugio de tu oasis en postales
renace como el Nilo
en los valles de tu cuerpo.
Es inminente la osadía
y el gozar
de esta hermosa fiebre
que despiertas en mi.
Acordes del destino,
misterio de latidos en tu vientre
y la traza o el gozne
que adivina el arpegio
de tu cuerpo desnudo
en sintonía con las cuerdas
de mi alma.
Muero en solapas distintas, si
acaso no puedo besarte;
Eres mi tesoro y mi tesauro
de góticas alabanzas,
mi porfía de saturado amor
y el Atlas que sostiene la madera,
donde dormitan nuestros sueños
acurrucados en sendas cunas.