la paja de caña que se escurre
fantasmas de mujeres que me hablan
o la cuenta quebrada del lugar
Nada se salva, nada nos queda
es hora de gritar, en el silencio
mermados por la hez de la mentira
por las porras, los golpes y las voces
Soy el grito que clama en hora triste
sonriendo a los años, y a la gente
quisiera soñar que estoy despierto
en la extraña delgadez de la noche
Persigo la huella de los trenes
entre visos de luz y de destellos
en mi pecho una tumba de flores
en mis manos, un muy, mucho de amor
Aguas que se niegan a las playas
gestos que no sirven para nada
un cementerio de sueños rotos
un hombre que muere con su historia
Cuando vengan a ti los fantasmas
cuando el ayer reclame tu presencia
de nada valdrá tener doblones
ni pedir perdón por lo que has hecho
A veces no alcanzan las palabras
arden en la hoguera las mentiras
la envidia es la tiña que destiñe
el vaso lleno, del esfuerzo vano
Este grito que surge impetuoso
ajeno a mis rabias y dolores
de todos tus recuerdos solo uno
hundirte en los recuerdos de la nada
En el empuje manso de la ola
se recrea la fuerza del gigante
es hora que veas que has perdido
diluyendo tu triste recuerdo
Mi pluma cansada ya no siento
bajo un sol de injusticia, que capea
escucho el soplo de su aliento
que miente, y se sabe traicionero
Al que quiere llevarse la noche
sumergido en el fuerte lodazal
tarde o temprano le llega la hora
de la sombra tornando en claridad
Escondida en tus zarpas de acero
rezuma el odio que llevas dentro
no es mejor vivir entre el cariño
que morir entre ascos de la gente
Hoy no quiero mi odio regalarte
con mi desprecio tendrás bastante
pues no sale el sol cuando uno quiere
pues sale en su momento, y al instante
Yo vengo de un mundo diferente
donde los niños juegan, sin cansar
donde el hambre nunca está presente
donde el hombre se acerca más a Dios
Con calles y gentes que caminan
sin envidias que tanto daño, da
y la luna majestuosa brilla
iluminando a aquel que quiere amar
Podrá el tiempo marchitar las rosas
las nubes detenerse sin mirar
pero quién podrá robarte el alma
si la envidia es mala al paladar
Louis
