







¡Son las vueltas de esta vida!
Ibas corriendo al trabajo
y yo juntando florcitas.








El susto que me pegué,
la vergüenza que sentía
y escondido en los papel
dibujabas la sonrisa.







Después de aquel incidente
te soñaba hasta despierta.
Eras como una canción
recorriéndome las venas.






Mientras mis ojos cerraba
la quimera se encendía.
Imaginaba extasiada
el aroma que tendrías.





Y dibujaba en el aire
la mueca de tu sonrisa
esperando alguna vez
encontrarte ya sin prisas.




Mi libreta de poemas
confesaba mis delirios
y en la mesa del café
la olvide por un descuido.



Llovía esa tarde gris
y a dos cuadras me di cuenta.
Corrí temiendo perderla
y otra vez por mi torpeza...


Resbalé por apurada
y en unos brazos caí.
Al levantar la mirada
juro que me sorprendí.

Se sonrió y me dijo:
-¡Por supuesto, estás aquí!
En sus manos resguardaba
el tesoro que perdí.

Y justo en ese momento,
de verdad lo comprendí
“Era el amor de mi vida
y debía de ser así”