Inspiración sumisa
Publicado: Mar Jul 07, 2020 16:44
La oscilación remota de los árboles
son la enzima del halo laberíntico
que recubre tu piel, oh, fucilazo endeble de la luna.
Tu lengua ya se viste de brisilla,
zizaguean las moscas del delirio
por el corredor lúgubre y veloz,
como la tenebrosa trascendencia
de lo inocuo, el indicio de la tregua,
coarta tus impulsos.
Ah, noche, vocalizas tu espíritu inmiscuido
en los colores, llanto de caoba, y de carmín.
Raudas son tus caídas, clamoroso tu opaca
sinestesia, y estrechas la luz en tus estrellas.
Esa esfera flotante y gemebunda que absorbe los aullidos,
viaja sobre su cuerpo, hasta volverlo blanco
de todas las miradas.
Noche, oh, noche, permite y solo eso,
penetrarte con ciencias abisales.
Esta breve dolencia arrojadiza.
La nimiedad del tiempo en tus vaivenes,
la altitud de tu cielo, oh, azulada crisálida,
llega ya a la mañana, al rocío, a la escarcha,
durmientes en el vidrio y en las plantas,
ese sueño que un día quise mío.
son la enzima del halo laberíntico
que recubre tu piel, oh, fucilazo endeble de la luna.
Tu lengua ya se viste de brisilla,
zizaguean las moscas del delirio
por el corredor lúgubre y veloz,
como la tenebrosa trascendencia
de lo inocuo, el indicio de la tregua,
coarta tus impulsos.
Ah, noche, vocalizas tu espíritu inmiscuido
en los colores, llanto de caoba, y de carmín.
Raudas son tus caídas, clamoroso tu opaca
sinestesia, y estrechas la luz en tus estrellas.
Esa esfera flotante y gemebunda que absorbe los aullidos,
viaja sobre su cuerpo, hasta volverlo blanco
de todas las miradas.
Noche, oh, noche, permite y solo eso,
penetrarte con ciencias abisales.
Esta breve dolencia arrojadiza.
La nimiedad del tiempo en tus vaivenes,
la altitud de tu cielo, oh, azulada crisálida,
llega ya a la mañana, al rocío, a la escarcha,
durmientes en el vidrio y en las plantas,
ese sueño que un día quise mío.