Lección de amor.
Al Colegio regresé después de años de ausencia,
una lección encontré que me brindó la docencia.
Mi pobre corazón no sabía de esas cosas del amor
y en el aula de una escuela logré entrar en razón,
Cuando vi perdido el año y me entró la comezón
por estar mi nota en rojo quise reparar el daño
repasar en un segundo las materias una a una,
era tarde, ya no había, perdón ni validación.
El maestro furibundo en mi fijó su mirada,
me señaló con el dedo y con voz autoritaria
ésta frase me soltó: ¡Estas fuera de mi clase!
Intenté pedir me diera su perdón y evaluación.
¡No eres nada! ¡Nada sabes! ¡Soy el sabio!
¡Estás fuera…! al escuchar sus palabras
al unísono las risas se dejaron escuchar
me sacaron a empujones empezando a celebrar.
Un clamor yo levanté, una oportunidad rogué
hasta me hinqué de rodillas, las manos puse a sus pies
solo desprecio y mil burlas de sus labios yo noté
como niña regañada apenada y cabizbaja, me retiré.
Hoy estudio en otra escuela, mis notas recuperé
soy la mejor de mi clase, el primer puesto ocupé
mis compañeros me aprecian, mi maestro se embelesa
cuando le doy la lección muy bien al pié de la letra.
Del profesor anterior hoy me queda una lección,
la prendí en mi corazón como el lema de mi vida.
No quiero justificar, ni desmeritar razones,
a veces no es el alumno, también falla el profesor.
Del poemario: lea y sonría.
Laura Margarita Medina
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