
Si midiéramos la felicidad por instantes,
y del alma salieran los versos indicados
para evitar que se termine y muera,
todo aquello que nos produzca gozo…
El mundo sería un juego divertido, y del amor
no seriamos presos, si no amigos.
Las nostalgias serían pócimas que saciarían
el alma, y las lágrimas el elixir que conjugaría
la desolación, dejando abierta, la puerta
de la esperanza…
Los miedos, no tendrían cabida, porque de ellos
haríamos trenzas de oro que cubrirían nuestras
heridas, nuestros desaciertos y desesperanzas.
El hombre seria fiel, y no cobarde, porque
cuando se traiciona el amor “se es cobarde",
pues no se tiene la valentía de afrontar las
realidades de ser amado. Porque entre tinieblas
se destaca la inseguridad y la falta de consideración,
porque sino te basta con un corazón,
es porque no tienes alma…
Porque se perdió en el inmenso mar, de la desidia.
Solo deja, que el alma se acompañe de tu vida,
y cree en ti, y en el amor sincero.
Vuela y eternízate, que tu diario vivir, es tu cielo.