quisiera yo verte siempre reír,
quisiera que sientas el suave latir
de este corazón que te necesita.
Quisiera, mi niña, conocer el encanto
de tu dulce y de tu tierno mirar,
quisiera que sepas que te he buscado tanto
y por fin te he logrado encontrar.
Quisiera, mi niña, observar la hermosura
que tú irradias al sonreír.
Quisiera, ¡Dios Santo…! Saborear la dulzura
de un beso tuyo para ya no sufrir.
Quisiera, nenita, perdones mi osadía,
quisiera que comprendas que por la soledad,
callarme lo que siento no debía,
como tampoco debo vivir en la orfandad.
Ay mi niña... niña de mi canción,
bendita mi patria que te vio nacer,
bendito el cura que con su oración
te puso el nombre más bello de mujer.
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Mariano Bequer.
Maracaibo, 14/10/08