Somos atisbos peregrinos, en repasos
encubados en el sol de tu boca diamantada,
en la castañuela de tu risa cristalina.
¡Ay tu boca! tu boca me perturba…
Más, las estrellas azules guían mi camino,
seductor de fantasías, en la noche
la cascada apasionada se ha rendido,
ante el cauce bravío del río…
Despertemos, ya amanece…
He quedado enredada en tu pelo.
1ro de Nov.