El humo del cigarro me dijo tu secreto,
aquel que no quisiste que yo lo descubriera.
¿Es que nadie te ha dicho que existe una manera
para que te descubra sin ser yo un indiscreto?
No quieres que a tu cuerpo lo admire yo completo.
¿Por qué no te das cuenta que irradias primavera?
Tenerlo yo a mi lado, besarlo yo quisiera
pero no me haces caso porque soy obsoleto.
Mientras que este cigarro despacio lo consumo,
te imagino, preciosa, mostrando tu figura,
que suave se disipa cuando se esparse el humo.
Así es como me entero de tu hermoso secreto
que llevarlo querías hasta la sepultura,
y que mi alma ha tomado como un bello amuleto.
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Mariano Bequer.
Maracaibo, 11/06/09
