Ya no busca a la luna en el poniente
ni en el vertice oval de sus latidos,
su sonrisa desterró allá en la nieve
la desciñe el alisio sin destino .
Ya se mece a la sombra del espanto
un búho se perfila en la penumbra.
y los rezos, enuncian en su salmo
que ha iniciado el viaje hacia la tundra
Ha partido, ya no está, ya se ha ido,
adonde habita el olvido, y la pena
concluye, unos lirios besan su nicho,
y en la noche, se encienden rosas negras.
Ya se apaga una diadema en el cielo
la inquietud se apodera, sin embargo
ahora duerme insurrecta en su cieno
prisionera en su manto calicanto.
Verónica ©