
EL BARDO Y EL CAMPESINO
Un poeta a un campesino
decía con inspiración:
¿Quizás has visto, Delfino,
con sentida arrobación,
los áureos dedos del alba
que veloces se despliegan
y que al horizonte salvan
de las sombras que los ciegan?
¿O has podido contemplar
las isletas sulfurosas,
tintas de carmín y rosas,
sobre las aguas flotar,
de un lago de vino, o mar,
en el poniente, preciosas?
¿Y también rasgadas nubes
en la medianoche bruna,
que ocultan la blanca luna
y arropan a los querubes?
Delfino le contestó:
Con eso , señor, me embebo;
pero últimamente no,
pues debe saber que yo,
hace un año que no bebo…