
Ulises, en el andén,
a Jaimito preguntó:
¿Temes al diablo también?
Y Jaimito contestó:
A ninguno temo yo,
ni siquiera al “malamén”.
¿Y quién es ese fulano?,
volvió a preguntar Ulises,
y Jaimito muy ufano
le contestó sin deslices
y con aplomo también:
Debe ser algún malvado,
pues siempre que rezan dicen:
líbranos del “malamén”.