Gracias a Dios soy creyente
ni culpable ni inocente
ni soy progre ni obsoleto.
Si sabio ni analfabeto
lo mismo que el que es ateo.
No presumo de que creo
pero tampoco lo oculto.
No soy por ello más culto
ni menos, según yo veo.
Hay sabios en ambos lados
y lerdos en ambos grupos
que no se cubren los cupos
y hay de todos varios grados.
No faltan descerebrados
entre creyentes ni ateos
y en todos los ateneos
igual que en todos los templos
hay suficientes ejemplos
de tontos y corifeos.
Disputar por las creencias
es absurdo y sin sentido
hora es de dar al olvido
las viejas incongruencias.
Luchar por las diferencias
entre Alá, Dios o la nada
es vivir con la mirada
puesta en el retrovisor.
Me parece un grave error
propio de gente atrasada.
Crea cada uno lo que quiera
o no crea si quiere en nada,
pero hay que envainar la espada
y rellenar la trinchera.
¿Que la fe es una quimera?
Mientras no dañe al vecino,
haga cada uno el camino
a solas o en procesión.
Y en vez de dar el tostón
que ofrezca un vaso de vino.
Madrigal