Mi paraíso
Floridas casuarinas ostentan sus valores,
los pinos a lo lejos relumbran con derroche
de luna los reflejos tibieza de la noche,
luciendo bailarinas luciérnagas, temblores.
Del bosque son marinas algunas de las flores,
los álamos perplejos de semejante atroche
de feos candilejos se quejan con reproche;
con fraguas ambarinas aromos dan colores.
Y fiel mi duraznero amanece con su traje
atrae las abejas que asienten y se posan,
el velo del enjambre de mieles se acicala.
Manzano lisonjero extendiendo su ramaje
reclama con sus quejas mariposas que gozan;
ternura de un estambre suspira por la cala.
Estrambote
Abejorro recala,
el pobre se detiene en un cardón
ataque de una avispa, qué baldón.
Matilde Maisonnave