Se dispara el latido en su presencia,
me cautiva en noviembre y primavera.
Alucino mirándola altanera
y robando a las flores su apariencia.
Y la siento mujer por excelencia
cuando cruza felina por la acera
o me miran sus ojos de hechicera
que te atrapan con aire de insolencia.
Como en sueños a veces aparece
y me deja tocado y sin aliento,
los sentidos aturde y me enloquece.
Y soy mártir caído en el momento
cuando en humo mortal se desvanece
y los ojos le clavo al firmamento.
Rybka.