Agonizaba abril cuando una estrella
del regazo de Dios, pidiendo guerra
cálida, alegre y refulgente ella
juguetona y feliz bajó a la tierra.
Mas quiso Dios, a modo de castigo,
convertir a la estrella en dos luceros
con el azul del cielo por testigo
y el fuego del amor del propio eros.
Y quiso Dios también ¡¡ bendito sea !!
hacer que dos alitas le nacieran,
y jugar en la vida a hacer de anea
y ofrecer siempre amor aunque le hieran.
Que el cielo te bendiga estrella hermana
y te haga muy feliz querida Adriana.
Madrigal