NO HAY LEYENDAS

[Madrigal-2]

NO HAY LEYENDAS

No hay leyendas macabras en mi tierra,
pueblecito perdido en la montaña,
de ovejas y pastores en la braña,
de nieve, lobos y osos en la sierra.

En los bosques de hayedos y castaños
las anjanas* solícitas protegen
de ojáncanos* y lobos los rebaños
exigiendo a las fieras que se alejen.

Pastores, leñadores, caminantes
acuden a las fuentes rumorosas
y sueñan con el beso de las diosas
de turgencias de seda, ¡tan fragantes!

No hay leyendas terribles ni de miedo,
políticos corruptos, arribistas,
solo ojáncanos, reyes del hayedo,
y algún trepa falsario oportunista.

Madrigal

*anjanas: hadas benéficas de los bosques de Cantabria, protectoras
de pastores, leñadores y caminantes a los que defienden de las alimañas
y peligros así como del influjo y malas artes de los temidos ojáncanos.

*ojáncanos: Seres mitológicos de los bosques de Cantabria, de aspecto
fiero, pero más dedicados a asustar e intimidar que a causar verdadero
daño a pastores, leñadores y caminantes y a los que se enfrentaban las
anjanas poniéndoles en fuga

[Esmeralda]

No habrán leyendas macabras en esa
bella tierra, pero sin duda si hay cosas hermosas para disfrutarse.
Muy bella inspiración, con versos suaves y tiernos.
Saludos en la distancia.

[Mujer de Espuma]

Debo admitir que no conocía que existieran ni las anjanas ni los ojáncanos que tú nos presentas en una interesante leyenda descriptiva a modo de comparación con los seres que sí nos infunden miedo.
Admirable trabajo mi querido compañero de largos caminos.
Feliz domingo y que siga la tinta fluyendo.
Con mi siempre admiración mi abrazo y aplauso.
Bendiciones al Poeta y al amigo con enorme cariño.

Queta

[La Muka]

Un encanto de leyenda en versos nos permite tu pluma,
para deleite de los amantes del tema.
Pero el cierre me ha dejado, en efecto, impactada.
Eres un gran poeta y bella persona.
Abrazo.
ANA

[Madrigal-2]

No habrán leyendas macabras en esa
bella tierra, pero sin duda si hay cosas hermosas para disfrutarse.
Muy bella inspiración, con versos suaves y tiernos.
Saludos en la distancia.

Razón tienes, Esmeralda, que hay cosas, paisajes, costumbres y tradiciones
muy hermosas en ese pequeño rincón de España, llamado Cantabria, donde
tuve la suerte de nacer.
No es la menor de todas ellas haber sido la cuna en los finales del S. VII,
allá por los años 680-690 del gran D. Pelayo, primer Rey de la nueva España
que frenó, derrotó y destruyó en la batalla de Covadonga a los invasores
musulmanes el año 718. Perdón por este arranque de orgullo patrio.
Saludos.

[Madrigal-2]

Debo admitir que no conocía que existieran ni las anjanas ni los ojáncanos que tú nos presentas en una interesante leyenda descriptiva a modo de comparación con los seres que sí nos infunden miedo.
Admirable trabajo mi querido compañero de largos caminos.
Feliz domingo y que siga la tinta fluyendo.
Con mi siempre admiración mi abrazo y aplauso.
Bendiciones al Poeta y al amigo con enorme cariño.

Queta

Tampoco yo estoy muy seguro de que existan las anjanas y ojáncanos.
A diferencia de lo que dicen los gallegos sobre las meigas: "eu non creo
n'ellas, pero habelas, haylas".
Yo creo que no existen, pero me gustaría creer en ellas. Son tan amables,
serviciales, protectoras y bellas que sería una pena privarnos de esa hermosa
fantasía... Y además ¿no dicen que hay infinidad de especias desconocidas, no
descubiertas, y que nuestra mente tiene aún gran cantidad de facultades inexploradas,
de capacidades desaprovechadas, etc etc? Pues eso. No perdamos la fe y la esperanza
y sobre todo la capacidad de soñar. Vistamos la vida de colores que eso nos ayudará
a ser felices y a vivir un poco más.
Un fuerte abrazo.

[Madrigal-2]

Un encanto de leyenda en versos nos permite tu pluma,
para deleite de los amantes del tema.
Pero el cierre me ha dejado, en efecto, impactada.
Eres un gran poeta y bella persona.
Abrazo.
ANA

Muchas gracias Anita por tus elogios y mil perdones por ese
final del poema que te dejó impactada. No quiero con mis
versos crearte sobresaltos y por eso en tu honor te dejo aquí,
por ti y para ti un final un poco más amable y tambien verdadero.
Es precisamente al amor de la lumbre, en las noches de invierno
donde proliferan y se transmiten vía oral, las más bellas leyendas,
algunos chismorreos y ciertas aventuras que antes cantaban los juglares
en la plaza del pueblo.
Sustituye la ultima estrofa del poema por esta otra rescatada en tu honor.

No hay leyendas terribles ni de miedo,
sí hermosas tradiciones y consejas
de intrigas y misterio, algún enredo
que del fuego al amor, cuentan las viejas.


Un abrazo