Eres, Esther, señora del Parnaso
mujer con dignidad y donosura
que conserva la gracia y la frescura
de azul amanecer nunca de ocaso.
Estás imperturbable a cielo raso,
en tu fragilidad siempre segura,
conservas el vigor y la cordura.
Y si hay dolor en ti, jamás fracaso.
Te has ganado el respeto, lo mereces
Y la paz que tú quieres, combativa,
con tu sola presencia la ennobleces.
Y cuando la salud se muestra esquiva,
no te entregas jamás, ni desfalleces.
Eres gentil, discreta y seductiva.
Jesús (Madrigal)