(soneto dodecasílabo, hemistiquio en 6ª)
Luces cegadoras invaden la estancia
en donde la fría espera, esa que asola,
a pesar del fuego del hogar se inmola
y hiere tu vanidad y fatua arrogancia.
una fiesta banal, con tanta elegancia
de diamantes, brillos y lúcida estola,
conducen carruaje y en loca cabriola
ocultan un mundo de nobleza rancia.
Con nostalgia añoras aquellos instantes
de auténticos modos, de vida sencilla,
vivido en el hogar, humildes, radiantes.
No es siempre lo mejor aquello que brilla
como los reflejos de fatuos diamantes.
pues más valor tendrá el amor si no humilla
©Roberto Santamaría
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