
Con amor te dedico, compañera del alma,
por impulso muy triste, mi soneto postrero,
se acabaron las musas, mi energía, la calma…
y presiento que pronto llegará lo que espero.
Guardaré tus caricias, tus ternuras, tus besos,
y también los recuerdos de esas noches silentes
de increíbles pasiones y de locos excesos
que colmaron mi vida de placeres crecientes.
Cuando llegue el momento no lamentes mi ausencia,
cuando menos lo esperes estarás a mi lado
y será para siempre nuestra eterna existencia
y ese amor infinito tantas veces soñado.
No me llores, mi amada, que la vida es muy corta,
el pasado recuerda, nos anima y conforta.
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