Y me muero de amor ¡Estoy confesa!
Apetezco su piel y compañía
pues me mata el dolor, melancolía,
por el loco sentir que me profesa.
Es inmenso este amor dulce promesa,
sin saber perdonar ¡Yo! Le odiaría
pero fuerte seré ¡Santa María!
Procurando olvidar alma traviesa.
Gran señor que divaga indiferente,
mis silencios advierte compungido
y me ataca, prolijo delincuente.
Rescatando el dolor celosamente,
se resigna a mirarme arrepentido,
en desnuda pasión irreverente..