atrás se quedan los besos,
los mimos y también esos
momentos que dejan huellas.
Los disgustos son estrellas
en el cielo de su vida
y de mar embravecida
sufren continuos vaivenes
como naves que rehenes
van derecho a la deriva.
Simón
Van derecho a la deriva,
las almas sin tolerancia,
y se pierde la fragancia
de aquel fruto como oliva
que ya nada lo motiva.
Se hace brava la marea,
al amor lo tambalea
poniendo punto final
a una unión que fue ideal,
aunque nadie se lo crea.
Queta
Aunque nadie se lo crea
cuantos matrimonios vemos,
sus vidas desconocemos
cuando entre tanta pelea
va creciendo la marea
hasta llegar a juzgados
y así dejar anulados
compromisos asumidos
que los dejarán heridos
y a hijos abandonados.
Queta
Son hijos abandonados
a su suerte y sin remedio,
que es el desamor y el tedio
el mejor de los aliados.
Son los ambientes viciados
de reproches y regaños,
hacen vernos cual extraños,
pronto somos enemigos,
y volcamos los castigos,
los hijos pagan los daños.
Roberto
Los hijos pagan los daños
sufriendo por las dos partes,
y por más que usen sus artes,
para ellos ya no hay engaños.
Y al pasar de muchos años
repetirán la cadena,
pareciera una condena
pero el ejemplo de vida
a seguirles los convida,
es esto lo que da pena.
Queta
Es esto lo que da pena,
el matrimonio es azar
hallar aguja en pajar,
de mil sólo una decena.
A la Virgen Macarena
le tendremos que pedir
que nos llegue a bendecir
el camino que elegimos,
que nos quite los espinos,
no tengo más que decir.
Queta
No tengo más que decir
porque nadie llega al ruedo
aquí solita que quedo
para llegar a cumplir
y esta espinela subir.
Donde estarán los poetas
quizá buscando unas setas
en todo nuestro jardín,
a ver quien hace tilín
y aparecen cual saetas.
Queta