A MEDIDA QUE ENVEJEZCO

[Heriberto]

A medida que envejezco
más me atraen las estrellas
y mis sueños son más altos,
más escasas mis veredas.

Voy dejando en el camino
mis sobrantes de tristeza
y mis pasos son más cortos
y más fijas mis ideas.

A medida que envejezco
se reducen mis tareas
y mis años son más breves
y mi paz es más inquieta.

A medida que envejezco
el Invierno se apodera
de mis huesos. Duermo menos,
más y más el sol se aleja.

Mis historias se repiten
y no hay nadie que las crea.
Voy ganando en ignorancia
y perdiendo mi presencia.

¡Cuántas rosas se marchitan
en la plena Primavera!
¡Cuánta luz en la alborada
que pujante parpadea!

Pero yo me voy muriendo
como muere la marea
a medida que envejezco
sin que nadie me lo crea...


Heriberto Bravo Bravo SS.CC

[Mujer de Espuma]

Yo sí puedo creerte mi querido amigo, por vivir en un otoño que me lleva a recoger las hojas de mi libro de vida, en las que compagino este sentir por considerarlo como un fiel retrato de lo que se vive en esta estación de la vida.
Sabios pensamientos en perfectos octosílabos que son un deleite para el lector por contener realidades.
Mi sincero abrazo, felicitándote mi admirado Poeta.

Queta

[Juan Castellanos]

Es muy verdadero lo que dices en tu poema,te contesto por experiencia propia, los años pesan, pero hay que hacerle la lucha y pensar que la edad muchas veces está en la mente y no en los años vividos.
Yo tengo 75 años y aún estoy aquí haciendo la lucha sin permitir que ese pequeño detalle me impida disfrutar de la vida.
Para lograrlo, simplemente vive feliz y recibe la vida como se presente.
Juan Castellanos.

[Heriberto]

Es verdad, querido amigo Juan: hay que luchar hasta el final y que el Señor nos encuentre vigilantes, con la lámpara encendida. Alguna vez leí por ahí que "la vejez no nos vuelve infantiles, como dicen, sino que nos encuentra todavía como verdaderos niños". Todo nuestro mundo está en nuestra mente y corazón y para cada quien es el mejor. Dios te bendiga. Heriberto

[Heriberto]

Es verdad, querido amigo Juan: hay que luchar hasta el final y que el Señor nos encuentre vigilantes, con la lámpara encendida. Alguna vez leí por ahí que "la vejez no nos vuelve infantiles, como dicen, sino que nos encuentra todavía como verdaderos niños". Todo nuestro mundo está en nuestra mente y corazón y para cada quien es el mejor. Dios te bendiga. Heriberto