Aquella tarde.
Publicado: Vie Oct 29, 2010 03:15
¡Aquella tarde!
La tarde que te conocí, que inconsecuencia,
era una tarde ajena al canto de mi vida;
ya que ligera se escurrió de entre mis sueños
y, no obstante, tan mía, tan plena de ti.
La tarde que te conocí, que antagonismo,
yo estaba en medio de locura y de silencio,
poblada el alma por cigarras de dolor
y no obstante, era tarde de límpido amor
La tarde que te conocí, tus dulces besos
en su crepúsculo quedaron suspendidos.
como las nubes sempiternamente penden
de su arrebol y de sus plácidos momentos.
Esa tarde cayó del collar de los años
y fue espiga escondida en los campos de trigo,
los girasoles entornaron sus corolas
para mirar cada trocito de belleza
que te viste. Ese día, eslabón de papel,
con el que el tiempo modeló su fino amate;
seleccionándolo entre todos los ocasos
para grabar en él tu magia para mi,
como cuando alguien guarda un hermoso recuerdo
en el arcón de la utopía y las violetas.
Desde esa fecha tu mirada ha encendido
cada puesta con brillo de arcano y almendra.
La tarde que te conocí, que discordancia,
era una tarde ajena para mis anhelos;
pues se escapó de entre los sueños como el viento
y, no obstante, tan mía, tan plena de ti.
La tarde que te conocí, que oposición,
yo venía de un sitio con acres inciensos,
donde las rosas hieren con sus tiernos pétalos...,
y no obstante, era límpida tarde de amor.
11 de Julio del 2010
Copyright © Derechos reservados ®
La tarde que te conocí, que inconsecuencia,
era una tarde ajena al canto de mi vida;
ya que ligera se escurrió de entre mis sueños
y, no obstante, tan mía, tan plena de ti.
La tarde que te conocí, que antagonismo,
yo estaba en medio de locura y de silencio,
poblada el alma por cigarras de dolor
y no obstante, era tarde de límpido amor
La tarde que te conocí, tus dulces besos
en su crepúsculo quedaron suspendidos.
como las nubes sempiternamente penden
de su arrebol y de sus plácidos momentos.
Esa tarde cayó del collar de los años
y fue espiga escondida en los campos de trigo,
los girasoles entornaron sus corolas
para mirar cada trocito de belleza
que te viste. Ese día, eslabón de papel,
con el que el tiempo modeló su fino amate;
seleccionándolo entre todos los ocasos
para grabar en él tu magia para mi,
como cuando alguien guarda un hermoso recuerdo
en el arcón de la utopía y las violetas.
Desde esa fecha tu mirada ha encendido
cada puesta con brillo de arcano y almendra.
La tarde que te conocí, que discordancia,
era una tarde ajena para mis anhelos;
pues se escapó de entre los sueños como el viento
y, no obstante, tan mía, tan plena de ti.
La tarde que te conocí, que oposición,
yo venía de un sitio con acres inciensos,
donde las rosas hieren con sus tiernos pétalos...,
y no obstante, era límpida tarde de amor.
11 de Julio del 2010
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