las manos huérfanas, y la mirada aguzada
aprendiendo a caminar, a vivir sin aliento
desvaída de sueños, ausente, contrariada.
Se confunden las voces, rumores sin acento
en la marea agreste, de la ola desolada
que navega sin rumbo, sin estrellas, ni aviento,
sin faro que ilumine, la sombra amortajada.
La ternura se mece, con el beso sediento,
con el orto latido, de la caricia arpada
que un día se posara , con estremecimiento
en el cielo de tu piel, con la voz nacarada.
Unas horas sin tiempo, fecundan el tormento
de no tener sus manos, y la risa sedada
en la noche sin prisa ,con la luna de argento
alumbrando los besos, y la sonrisa amada .
Eramos, sombra en la luz, un solo firmamento,
fuimos viento en la calma , en la briosa marejada
éramos lluvia y sol, en la nube a paso lento,
fuimos el rayo de luz, en la noche cegada.
Verónica ©
lunademayo